El proyecto SHARE supone un nuevo modelo de vida comunitaria que permitirá que muchos adultos mayores de Fuenlabrada puedan desarrollar su vida con total autonomía e independencia, promoviendo además la socialización y vida comunitaria. Esta innovadora solución integral de revitalización comunitaria, que mejorará la calidad de vida en el centro de Fuenlabrada, se desarrollará en un sector en desuso del Colegio San Esteban. El Instituto Municipal de Vivienda ha realizado un estudio comparativo de soluciones habitacionales locales, nacionales e internacionales que pueden contribuir al diseño del proyecto en Fuenlabrada.
La selección de casos estudiados se inclinó por ejemplos que crean entornos de alta calidad para mayores y jóvenes. Se estudiaron iniciativas innovadoras europeas como Calico (Care and Living in Community, o sea Cuidado y Vida en Comunidad), en Bruselas o E-co-housing, en Budapest. Ambos proyectos buscan proporcionar viviendas asequibles para grupos vulnerables, enfatizando el sentido de creación de comunidad y autocuidado, reforzando la autonomía de quienes necesitan apoyo en un contexto intergeneracional. En Donostia, la experiencia de Matia Instituto en Lugaritz brinda alojamientos con apoyos en viviendas en alquiler para personas mayores solas o acompañadas en un entorno seguro, acompañados de gestores de caso que ayudan en la gestión de necesidades y demandas de las personas residentes y su grupo familiar.
Algunos proyectos analizados se destacan por la sostenibilidad medioambiental, o por la refuncionalización y rehabilitación de edificios en desuso. En el caso de E-co-housing, el proyecto se materializó en un edificio municipal en desuso de más de cien años para albergar 14 viviendas que incorporan elementos de construcción innovadores, elementos inteligentes y energías renovables. En el caso de Cirerers, en Barcelona, utiliza materiales biodegradables y de baja huella ecológica, puesto que su producción, transporte y reciclaje comporta muy pocas emisiones de CO2. En Entrepatios Las Carolinas, en Madrid, el edificio apuesta por la alta eficiencia energética, así como el alto grado de confort que esta conlleva. Aquí se ha optado por sistemas muy eficientes de energías renovables. Otros proyectos, como Tejiendo Vida, en Valladolid, conforman comunidades energéticas locales que gestionan su propia energía.
El análisis se enfocó también en la cuestión urbana, estudiando la relación de los proyectos con su entorno. Creemos que SHARE debe tener una relación de integración con el barrio donde se ubica. En el caso de Lugaritz, esa integración se ha abordado desde una escala urbana, creando un itinerario peatonal de conexión entre dos barrios existentes y próximos entre sí, pero con importantes barreras de accesibilidad. La instalación de ascensores urbanos y la creación de una plaza pública con distintos servicios y equipamientos circundantes favorecieron un espacio de interacción social.
Arquitectónicamente, se estudiaron las diferentes tipologías utilizadas en soluciones habitacionales que respetan los criterios de accesibilidad universal. Muchos proyectos, además, han partido de procesos de diseño participativo, a través de talleres donde se ha ido definiendo cómo sería el edificio. Se destacan los casos de edificios que articulan de forma gradual el paso de las zonas más públicas a las privadas, garantizando la seguridad y tranquilidad de las personas que viven en el edificio, pero favoreciendo que existan zonas de encuentro en las proximidades para promover la interacción social con el entorno. En el caso de Trabensol, en Torremocha de Jarama, desde el lugar público por excelencia, que sería la calle del pueblo, se pasa al patio de acceso, el vestíbulo, las zonas de reunión, luego se llega a las galerías, el jardín posterior, los patios ajardinados y por último los módulos habitacionales con intimidad total. En general, se destacaron aquellas propuestas que valoran el contacto con el espacio exterior, que incorporan la oportunidad de incrementar el contacto con la naturaleza.
Otro aspecto relevante del estudio tiene que ver con el análisis de la satisfacción de los residentes. En general, se evidencia el deseo por un envejecimiento activo, y se destaca el equilibrio en la vida personal, autónoma, y la vida comunitaria. Los residentes de Santa Clara, en Málaga, destacan el hecho de sentirse independientes, pero acompañados y cuidados. Lo mismo sucede con los mayores que residen en Vidalinda, en Buenos Aires, donde la posibilidad de adaptación y personalización de las viviendas responde a criterios de identidad e independencia, pero existen espacios para la socialización que evitan uno de los mayores temores de las personas mayores, la soledad. En general, en todas las soluciones estudiadas se programan actividades culturales o lúdicas para impulsar un estilo de vida activo.
Por último, la evaluación se completó con un análisis profundo en materia de políticas públicas sobre el acceso de los jóvenes a la vivienda y soluciones de alquiler social o asequible y modelos de vivienda de por vida para las personas mayores, comparando los modelos de gobernanza, los costes de funcionamiento, de mantenimientos y de reformas, y otros aspectos legales para la habilitación de entornos de vida para la autonomía de las personas mayores.