Orígenes

Las primeras noticias exactas de Fuenlabrada nos llegan doscientos años después de su fundación y se las debemos a un ambicioso proyecto realizado en el último tercio del siglo XVI por iniciativa del rey Felipe II.

Todas las ciudades, villas y aldeas reciben una real orden que obliga a responder un extenso cuestionario acerca de todo lo relativo a la historia, geografía, economía, demografía, costumbres..., se trata de las Relaciones histórico-geográficas de los Pueblos de España. Con los numerosos datos que recaba el mencionado cuestionario se tomó una radiografía exacta de la Fuenlabrada del siglo XVI. El documento más antiguo que existe en el Ayuntamiento data del año 1571 y es una pragmática tasando los precios del trigo, la harina y el pan cocido.

También por estas relaciones histórico-geográficas se sabe que la historia del origen de Fuenlabrada viene de las repoblaciones que en el siglo XII hacían los reyes castellanos cuando iban conquistando pueblos y ciudades. De hecho, Fuenlabrada nace de aldeas como Loranca y Fregacedos que luego fueron repobladas con una decena de familias; más tarde, hacia el siglo XIV, tuvieron que desplazarse hasta lo que es hoy el casco viejo de Fuenlabrada por la hostigación de aldeas vecinas que les robaban el agua, el ganado y hasta la comida.

El siglo XIV va a ser, en rasgos generales, muy nefasto para las pequeñas comunidades como la de Fuenlabrada por las numerosas crisis que confluyen: crisis demográfica por los efectos de la peste negra; crisis económica por el alza de precios; crisis monárquica por la fratricida lucha entre Pedro I y Enrique II; crisis de autoridad por el belicoso antagonismo de los grupos nobiliarios; y crisis religiosa provocada por el traslado de la sede pontificia a Avignon.

El nombre de Fuenlabrada, según los documentos históricos del archivo municipal señalan que "al primer capítulo respondieron los dichos Pedro Montero e Juan Holgado ­vecinos del pueblo escogidos para responder al cuestionario referido anteriormente­ que este pueblo se dice Fuenlabrada, porque cerca de el, hay una fuente vieja, que esta labrada a cal y canto, e que es opinión que la hicieron los moros, e por esta causa se llama el pueblo así."

Los primeros habitantes del lugar acudían a calmar su sed a la fuente de Fregacedos, que estaba situada en lo que se conoce en la actualidad como el barrio de Nuevo Versalles-Loranca.

Privilegio

Otro de los aspectos que añaden cierta particularidad a la historia de Fuenlabrada nos los describe la pluma del licenciado Martín Espinosa, corregidor de esta villa del rey Felipe II, en la que destaca el disfrute del privilegio de los Reyes Católicos (en que mandan que no se puedan aposentar en este pueblo ninguna gente de armas, ni soldados, ni los puedan llevar a ninguna guerra ni ballestería, ni sacar del pueblo ninguna cosa contra la voluntad del pueblo, el cual se dio porque este pueblo a servido e sirve a la caballeriza de su Magestad). Dichos privilegios estuvieron en vigor hasta el siglo XIX, a veces, entablando largos y costosos pleitos que finalmente reconocían sus derechos.

Evolución urbanística y de población

Aquella primera cédula urbana, compuesta en su origen por una decena de familias que, al parecer, se establecieron en lo que hoy es el inicio de la calle de La Fuente, fue poco a poco expandiéndose hasta contar, ya en 1606 y según documento fechado por entonces, con varias calles cuyos nombres correspondían a edificios o locales ubicados en ellas: de la Iglesia, del Hospital, de las Tabernas...

Pocas noticias más nos quedan del urbanismo Fuenlabreño del siglo XVII, sin embargo conocemos que, a su término, quedaría configurado lo que actualmente es el casco antiguo de Fuenlabrada, contando por entonces con una población que superaba levemente el millar de habitantes.

Censo que, salvo durante el paréntesis abierto por la ocupación francesa, siguió incrementándose hasta reunir una población de 2.175 habitantes en 1894. A lo largo de la primera mitad del siglo XX Fuenlabrada inicia un lento ascenso, en comparación al avance demográfico nacional, alcanzado los 2.908 habitantes en 1960.

En el transcurso de apenas una década Fuenlabrada sufre una de las transformaciones más importantes de los municipios metropolitanos de Madrid. De los 7.369 habitantes con que cuenta en 1970 pasa a 65.181 habitantes en 1980. En 1990 Fuenlabrada tiene 141.496 habitantes y a principios del nuevo siglo sobrepasa los 180.000 habitantes. Este espectacular aumento de población se debió, por una parte, a las migraciones de la década de los 80, que se produjeron desde diversos puntos de la geografía española, especialmente de Andalucía y Extremadura, y por otra, a la alta tasa de natalidad del municipio.

Paralelo a ese crecimiento demográfico, Fuenlabrada también se ha ido modelando y estructurando urbanísticamente pasando de ser un pueblo con un entorno eminentemente rural a una ciudad sostenible, cohesionada y dinámica, con proyección de futuro debido en gran medida a los distintos planes de ordenación urbana; dotada de modernas infraestructuras y equipamientos, con espacios y zonas verdes, polideportivos de barrio, centros de ocio y esparcimiento, centros de salud y hospital... Fuenlabrada se consolida como una ciudad de primer orden, pensada para las personas.

Orígenes

Las primeras noticias exactas de Fuenlabrada nos llegan doscientos años después de su fundación y se las debemos a un ambicioso proyecto realizado en el último tercio del siglo XVI por iniciativa del rey Felipe II.

Todas las ciudades, villas y aldeas reciben una real orden que obliga a responder un extenso cuestionario acerca de todo lo relativo a la historia, geografía, economía, demografía, costumbres..., se trata de las Relaciones histórico-geográficas de los Pueblos de España. Con los numerosos datos que recaba el mencionado cuestionario se tomó una radiografía exacta de la Fuenlabrada del siglo XVI. El documento más antiguo que existe en el Ayuntamiento data del año 1571 y es una pragmática tasando los precios del trigo, la harina y el pan cocido.

También por estas relaciones histórico-geográficas se sabe que la historia del origen de Fuenlabrada viene de las repoblaciones que en el siglo XII hacían los reyes castellanos cuando iban conquistando pueblos y ciudades. De hecho, Fuenlabrada nace de aldeas como Loranca y Fregacedos que luego fueron repobladas con una decena de familias; más tarde, hacia el siglo XIV, tuvieron que desplazarse hasta lo que es hoy el casco viejo de Fuenlabrada por la hostigación de aldeas vecinas que les robaban el agua, el ganado y hasta la comida.

El siglo XIV va a ser, en rasgos generales, muy nefasto para las pequeñas comunidades como la de Fuenlabrada por las numerosas crisis que confluyen: crisis demográfica por los efectos de la peste negra; crisis económica por el alza de precios; crisis monárquica por la fratricida lucha entre Pedro I y Enrique II; crisis de autoridad por el belicoso antagonismo de los grupos nobiliarios; y crisis religiosa provocada por el traslado de la sede pontificia a Avignon.

El nombre de Fuenlabrada, según los documentos históricos del archivo municipal señalan que "al primer capítulo respondieron los dichos Pedro Montero e Juan Holgado ­vecinos del pueblo escogidos para responder al cuestionario referido anteriormente­ que este pueblo se dice Fuenlabrada, porque cerca de el, hay una fuente vieja, que esta labrada a cal y canto, e que es opinión que la hicieron los moros, e por esta causa se llama el pueblo así."

Los primeros habitantes del lugar acudían a calmar su sed a la fuente de Fregacedos, que estaba situada en lo que se conoce en la actualidad como el barrio de Nuevo Versalles-Loranca.

Privilegio

Otro de los aspectos que añaden cierta particularidad a la historia de Fuenlabrada nos los describe la pluma del licenciado Martín Espinosa, corregidor de esta villa del rey Felipe II, en la que destaca el disfrute del privilegio de los Reyes Católicos (en que mandan que no se puedan aposentar en este pueblo ninguna gente de armas, ni soldados, ni los puedan llevar a ninguna guerra ni ballestería, ni sacar del pueblo ninguna cosa contra la voluntad del pueblo, el cual se dio porque este pueblo a servido e sirve a la caballeriza de su Magestad). Dichos privilegios estuvieron en vigor hasta el siglo XIX, a veces, entablando largos y costosos pleitos que finalmente reconocían sus derechos.

Evolución urbanística y de población

Aquella primera cédula urbana, compuesta en su origen por una decena de familias que, al parecer, se establecieron en lo que hoy es el inicio de la calle de La Fuente, fue poco a poco expandiéndose hasta contar, ya en 1606 y según documento fechado por entonces, con varias calles cuyos nombres correspondían a edificios o locales ubicados en ellas: de la Iglesia, del Hospital, de las Tabernas...

Pocas noticias más nos quedan del urbanismo Fuenlabreño del siglo XVII, sin embargo conocemos que, a su término, quedaría configurado lo que actualmente es el casco antiguo de Fuenlabrada, contando por entonces con una población que superaba levemente el millar de habitantes.

Censo que, salvo durante el paréntesis abierto por la ocupación francesa, siguió incrementándose hasta reunir una población de 2.175 habitantes en 1894. A lo largo de la primera mitad del siglo XX Fuenlabrada inicia un lento ascenso, en comparación al avance demográfico nacional, alcanzado los 2.908 habitantes en 1960.

En el transcurso de apenas una década Fuenlabrada sufre una de las transformaciones más importantes de los municipios metropolitanos de Madrid. De los 7.369 habitantes con que cuenta en 1970 pasa a 65.181 habitantes en 1980. En 1990 Fuenlabrada tiene 141.496 habitantes y a principios del nuevo siglo sobrepasa los 180.000 habitantes. Este espectacular aumento de población se debió, por una parte, a las migraciones de la década de los 80, que se produjeron desde diversos puntos de la geografía española, especialmente de Andalucía y Extremadura, y por otra, a la alta tasa de natalidad del municipio.

Paralelo a ese crecimiento demográfico, Fuenlabrada también se ha ido modelando y estructurando urbanísticamente pasando de ser un pueblo con un entorno eminentemente rural a una ciudad sostenible, cohesionada y dinámica, con proyección de futuro debido en gran medida a los distintos planes de ordenación urbana; dotada de modernas infraestructuras y equipamientos, con espacios y zonas verdes, polideportivos de barrio, centros de ocio y esparcimiento, centros de salud y hospital... Fuenlabrada se consolida como una ciudad de primer orden, pensada para las personas.